Taromenane
Los Taromenane son un grupo humano indígena no contactado que viven en el Parque Nacional Yasuní, ubicado en la cuenca amazónica ecuatoriana. Juntos a los Tagaeri conforman los dos últimos grupos conocidos de grupos indígenas que viven en aislamiento voluntario en la selva ecuatoriana. Se cree que este clan está lejanamente emparentado con los Huaroni.
Se estima que existen unos 150 a 300 Taromename y unos 20 a 30 Tagaeri que aún mantienen el nomadismo en las pluviselvas practicando su cultura ancestral, aunque estas cifras son inciertas.
Los Taromenane han estado recientemente bajo amenaza de la explotación petrolera y la tala ilegal en el Parque Nacional Yasuní. En Febrero 15 del 2008, autoridades del Ecuador acordaron investigar un reporte que indicaba que cinco miembros de los Taromenane y Tagaeri fueron asesinados por taladores ilegales, sin embargo no se ha llegado a ninguna conclusión por parte del Estado ecuatoriano.
La historia de Taga
Un grupo Huaorani liderado por Taga se rehusó al asentamiento y regresó a la selva separándose voluntariamente de su etnia y el resto de la sociedad. Este grupo es el que se conoce como Tagaeri, y constituye un grupo en aislamiento voluntario. Públicamente se reconoce que existe otro grupo en aislamiento al que se le llama Taromenani [también referidos como Taromenane, Taromenga ó Taromenari], aunque hay muy poca información sobre ellos. Algunos investigadores creen que este grupo desciende de los Huaorani, mientras que otros autores plantean que es un grupo diferente.
Un grupo Huaorani liderado por Taga se rehusó al asentamiento y regresó a la selva separándose voluntariamente de su etnia y el resto de la sociedad. Este grupo es el que se conoce como Tagaeri, y constituye un grupo en aislamiento voluntario. Públicamente se reconoce que existe otro grupo en aislamiento al que se le llama Taromenani [también referidos como Taromenane, Taromenga ó Taromenari], aunque hay muy poca información sobre ellos. Algunos investigadores creen que este grupo desciende de los Huaorani, mientras que otros autores plantean que es un grupo diferente.
Los pueblos en aislamiento voluntario en el Ecuador
Hasta la década de 1950 los Huaroani eran un pueblo en aislamiento voluntario que vivía en una extensa área, de aproximadamente dos millones de hectáreas, entre la margen sur del río Napo y la margen norte del río Curaray. Su subsistencia se fundamentaba en la caza, la recolección de frutos y materiales de la selva, la agricultura itinerante, y la pesca.
Habían tenido contactos violentos con los grupos que habían ingresado en su territorio y eran reconocidos por su ferocidad.
Los Huaorani fueron objeto de contacto forzado por parte de misioneros evangélicos de los Estados Unidos de Norteamérica que formaban parte del Instituto Lingüístico de Verano. Se dio el nombre de operación Auca al proceso de iniciar contacto para evangelizarlos; se aprovechó el hecho de que una chica Huaorani llamada Dayuma había huido años atrás y existía cierta información sobre sus costumbres e idioma.
En 1955 se iniciaron búsquedas aéreas y posteriormente el descenso de paquetes de regalos incluyendo entre otras cosas ropa, machetes y utensilios de cocina. El contacto inicial ocurrió en enero de 1956 con el aterrizaje de un avión ligero en un área Huaorani y terminó con la muerte de los misioneros. Posteriormente las viudas continuaron con el proceso y eventualmente se estableció un asentamiento, y posteriormente se creó una reserva Huaorani en 1969.
Habían tenido contactos violentos con los grupos que habían ingresado en su territorio y eran reconocidos por su ferocidad.
Los Huaorani fueron objeto de contacto forzado por parte de misioneros evangélicos de los Estados Unidos de Norteamérica que formaban parte del Instituto Lingüístico de Verano. Se dio el nombre de operación Auca al proceso de iniciar contacto para evangelizarlos; se aprovechó el hecho de que una chica Huaorani llamada Dayuma había huido años atrás y existía cierta información sobre sus costumbres e idioma.
En 1955 se iniciaron búsquedas aéreas y posteriormente el descenso de paquetes de regalos incluyendo entre otras cosas ropa, machetes y utensilios de cocina. El contacto inicial ocurrió en enero de 1956 con el aterrizaje de un avión ligero en un área Huaorani y terminó con la muerte de los misioneros. Posteriormente las viudas continuaron con el proceso y eventualmente se estableció un asentamiento, y posteriormente se creó una reserva Huaorani en 1969.
Pueblos Indigenas
Los Tagaeri y los Taromenane viven de acuerdo a su cultura en sus territorios tradicionales, pero en una situación de extrema fragilidad debido a su vulnerabilidad, desprotección y asimetría frente al avance de la cultura occidental, que se ha traducido en la colonización de sus territorios, evangelización, comercio ilegal de madera, extracción de recursos naturales no renovables y otras actividades legales como el turismo y la investigación científica.
Tagaeri es un nombre usado para designar al clan de Tagae, un guerrero Waorani que optó por el asilamiento. A uno o varios grupos cercanos culturalmente, con un idioma muy semejante y con un parentesco probablemente mucho más lejano, se los llama Taromenane. Estos grupos han sido víctimas de repetidas matanzas y actualmente las amenazas a su integridad física provienen de la intervención petrolera, el tráfico de madera y de animales, y las incursiones a sus territorios de militares, colonos, turistas, indígenas kichwas e incluso algunos Waorani enemistados con ellos. Por el territorio que ocupan, las casas observadas y los indicios de su presencia, según testimonios de los propios Waorani, de madereros y petroleros, se calcula que constituyen una población de entre 80 y 300 personas.
Muchos de los Waorani describen a los Taromenane como criaturas casi mitológicas, gigantes, parecidas pero diferentes. Se mantienen escondidos, inclusive cocinan en la noche para no ser avistados a causa del humo. No representan una amenaza para nadie, excepto para los intrusos que atentan contra su aislamiento.
El Estado ecuatoriano ha garantizado los derechos de los pueblos indígenas, especialmente el derecho a mantener, desarrollar y fortalecer su identidad y sus tradiciones; a no ser desplazados de sus tierras; a sus ecosistemas, conocimientos y prácticas de medicina tradicional; a la protección de los lugares rituales y sagrados, plantas, animales, minerales y ecosistemas de interés vital. La Constitución, en su artículo 57, menciona por primera vez a los pueblos en aislamiento voluntario que habitan en el Yasuní: “Los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario son de posesión ancestral irreductible e intangible, y en ellos estará vedada todo tipo de actividad extractiva. El Estado adoptará medidas para garantizar sus vidas, hacer respetar su autodeterminación y voluntad de permanecer en aislamiento, y precautelar la observancia de sus derechos. La violación de estos derechos constituirá delito de etnocidio, que será tipificado por la ley”
Tagaeri es un nombre usado para designar al clan de Tagae, un guerrero Waorani que optó por el asilamiento. A uno o varios grupos cercanos culturalmente, con un idioma muy semejante y con un parentesco probablemente mucho más lejano, se los llama Taromenane. Estos grupos han sido víctimas de repetidas matanzas y actualmente las amenazas a su integridad física provienen de la intervención petrolera, el tráfico de madera y de animales, y las incursiones a sus territorios de militares, colonos, turistas, indígenas kichwas e incluso algunos Waorani enemistados con ellos. Por el territorio que ocupan, las casas observadas y los indicios de su presencia, según testimonios de los propios Waorani, de madereros y petroleros, se calcula que constituyen una población de entre 80 y 300 personas.
Muchos de los Waorani describen a los Taromenane como criaturas casi mitológicas, gigantes, parecidas pero diferentes. Se mantienen escondidos, inclusive cocinan en la noche para no ser avistados a causa del humo. No representan una amenaza para nadie, excepto para los intrusos que atentan contra su aislamiento.
El Estado ecuatoriano ha garantizado los derechos de los pueblos indígenas, especialmente el derecho a mantener, desarrollar y fortalecer su identidad y sus tradiciones; a no ser desplazados de sus tierras; a sus ecosistemas, conocimientos y prácticas de medicina tradicional; a la protección de los lugares rituales y sagrados, plantas, animales, minerales y ecosistemas de interés vital. La Constitución, en su artículo 57, menciona por primera vez a los pueblos en aislamiento voluntario que habitan en el Yasuní: “Los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario son de posesión ancestral irreductible e intangible, y en ellos estará vedada todo tipo de actividad extractiva. El Estado adoptará medidas para garantizar sus vidas, hacer respetar su autodeterminación y voluntad de permanecer en aislamiento, y precautelar la observancia de sus derechos. La violación de estos derechos constituirá delito de etnocidio, que será tipificado por la ley”
Link
http://www.viajandox.com/orellana/taromenane-comunidad-etnia-orellana.htm
Los Tagaeri y Taromenane, son pueblos no contactados que viven en el Yasuní
Los Tagaeri y Taromenane son dos pueblos aborígenes no contactados de la Amazonía ecuatoriana, cuya misteriosa existencia, aislada del mundo, alimenta historias, fábulas y relatos de lo más profundo de la selva.
Se desconoce el número de habitantes que forma cada uno de estos pueblos y, de hecho, algunos investigadores consideran que los Tagaeri desaparecieron, mientras que existen otros grupos desconocidos en la frontera con Perú.
Sin embargo, esos dos pueblos son famosos por su bravura y por defender sus territorios con fiereza ante injerencias externas.
"Se encontró un cadáver en 2005 con 35 lanzas clavadas, era un maderero ilegal. Con esto quieren probar algo, este es su lenguaje y su forma de decir que están hartos" de las amenazas de la llamada modernidad, explicó a Efe Miguel ngelCabodevilla, un misionero español que ha investigado desde hace 27 años a los pueblos no contactados en la Amazonía de Ecuador.Se desconoce el número de habitantes que forma cada uno de estos pueblos y, de hecho, algunos investigadores consideran que los Tagaeri desaparecieron, mientras que existen otros grupos desconocidos en la frontera con Perú.
Sin embargo, esos dos pueblos son famosos por su bravura y por defender sus territorios con fiereza ante injerencias externas.
Tagaeri y Taromenane tienen entre sus principales amenazas a la industria maderera, a otros pueblos indígenas de la zona como los waoranis o los kichwas amazónicos, a los visitantes indeseados que traen enfermedades y al apreciado petróleo que yace bajo sus territorios, indican ecologistas y expertos.
La Constitución ecuatoriana de 2008 defiende los territorios de estos "pueblos en aislamiento voluntario" y asegura que la violación de sus derechos "constituirá delito de etnocidio", pero para varios sectores de la sociedad civil y política, las amenazas persisten.
Cada año aparecen informaciones de indígenas muertos, de colonos heridos con lanzas y de reyertas entre tribus, pero siempre inexactas, pues el informante de la selva tiende a la exageración, explicó Cabodevilla.
"Hemos escuchado docenas de relatos waoranis, que siempre te cuentan trolas, porque los waoranis son los grandes fabuladores", señaló el misionero, reconocido como uno de los principales historiadores de pueblos no contactados.
Establecer relación con los Tagaeri o los Taromenane no es fácil, aunque algunos indígenas se han topado con ellos "en el monte y han cazado y conversado de una forma más o menos hostil", dijo.
De hecho, el misionero expresó no haber hablado nunca directamente con un no contactado y solo conoció, a principios de los noventa, a una muchacha superviviente del clan Taga.
Los conocedores de la selva afirman que los no contactados tienen ley propia: la caza y la guerra, el amor por la naturaleza, el puntual pacto entre clanes e incluso el robo de mujeres para la continuidad del grupo.
"Mi abuelo se crió con ellos porque a los ocho años le mataron al papá. Luego regresó y sabía el idioma y todo", explicó el kichwa amazónico Silverio Yumbo, guía turístico del Yasuní.
"Waoranis secuestraron a mujer Tagaeri y al devolverla vestida como wao moderna ellos mataron al hijo del guerrero con lanza de 3 metros", dijo en un entrecortado español el waoraniGayaqueEnqueri.
Para el misionero español, son relatos que mezclan novelería y verdad, pues la imaginación y el paso del tiempo desdibujan enormemente el cuento.
Cabodevilla apuntó que hasta no escuchar "al menos de tres a cinco relatos", no se puede "escribir una hipótesis" en la selva.
En lo que sí coinciden indígenas e investigadores es en las señales con los que Tagaeri y Taromenane marcan la selva para delimitar territorios, zonas de caza o situaciones en el grupo.
"Pueden dejarte un pajarito clavado en un árbol, un regalo o lanzas cruzadas en el camino", relató Cabodevilla.
"Cuando llegamos a una señal debemos silbar con sonido de animal, de mono chorongo, para saber si nos dejan entrar en su territorio", añadió Yumbo al apelar a uno de esos relatos que se han transmitido de boca a oreja por generaciones.
Entre el límite de la verdad y la ficción, el miedo y el respeto ante los pueblos no contactados permanecen incólumes: "Cuando vamos en territorio suyo de caza, tenemos que desnudarnos para que no nos confundan con colonos", afirmó el waorani Samuel Omaca.
"Es frecuente la llegada de Taromenane a las casas de los waorani. Les dejan algún pajarito o les roban algo. Los waorani tienen miedo de sus niñas, de que se las vayan a robar", añadió Cabodevilla.
Mientras existan estos pueblos, se forjarán fábulas a su alrededor con las que se enriquece la milenaria cultura amazónica.
"Galápagos es el gran tesoro del Ecuador y todo el mundo dice que hay que proteger este santuario. Y hay dos o tres técnicos por cada huevo de tortuga. Mientras tanto, Ecuador tiene una selva amazónica con un tesoro ambiental, cultural e histórico fantástico que lo están exterminando", criticó Cabodevilla. EFE
Tagaeri y Taromenane: Pueblos ocultos que alimentan el misterio de la selva
Los Tagaeri y Taromenane, son pueblos no contactados que viven en el Yasuní
Los Tagaeri y Taromenane son dos pueblos aborígenes no contactados de la Amazonía ecuatoriana, cuya misteriosa existencia, aislada del mundo, alimenta historias, fábulas y relatos de lo más profundo de la selva.
Se desconoce el número de habitantes que forma cada uno de estos pueblos y, de hecho, algunos investigadores consideran que los Tagaeri desaparecieron, mientras que existen otros grupos desconocidos en la frontera con Perú.
Sin embargo, esos dos pueblos son famosos por su bravura y por defender sus territorios con fiereza ante injerencias externas.
"Se encontró un cadáver en 2005 con 35 lanzas clavadas, era un maderero ilegal. Con esto quieren probar algo, este es su lenguaje y su forma de decir que están hartos" de las amenazas de la llamada modernidad, explicó a Efe Miguel ngelCabodevilla, un misionero español que ha investigado desde hace 27 años a los pueblos no contactados en la Amazonía de Ecuador.Se desconoce el número de habitantes que forma cada uno de estos pueblos y, de hecho, algunos investigadores consideran que los Tagaeri desaparecieron, mientras que existen otros grupos desconocidos en la frontera con Perú.
Sin embargo, esos dos pueblos son famosos por su bravura y por defender sus territorios con fiereza ante injerencias externas.
Tagaeri y Taromenane tienen entre sus principales amenazas a la industria maderera, a otros pueblos indígenas de la zona como los waoranis o los kichwas amazónicos, a los visitantes indeseados que traen enfermedades y al apreciado petróleo que yace bajo sus territorios, indican ecologistas y expertos.
La Constitución ecuatoriana de 2008 defiende los territorios de estos "pueblos en aislamiento voluntario" y asegura que la violación de sus derechos "constituirá delito de etnocidio", pero para varios sectores de la sociedad civil y política, las amenazas persisten.
Cada año aparecen informaciones de indígenas muertos, de colonos heridos con lanzas y de reyertas entre tribus, pero siempre inexactas, pues el informante de la selva tiende a la exageración, explicó Cabodevilla.
"Hemos escuchado docenas de relatos waoranis, que siempre te cuentan trolas, porque los waoranis son los grandes fabuladores", señaló el misionero, reconocido como uno de los principales historiadores de pueblos no contactados.
Establecer relación con los Tagaeri o los Taromenane no es fácil, aunque algunos indígenas se han topado con ellos "en el monte y han cazado y conversado de una forma más o menos hostil", dijo.
De hecho, el misionero expresó no haber hablado nunca directamente con un no contactado y solo conoció, a principios de los noventa, a una muchacha superviviente del clan Taga.
Los conocedores de la selva afirman que los no contactados tienen ley propia: la caza y la guerra, el amor por la naturaleza, el puntual pacto entre clanes e incluso el robo de mujeres para la continuidad del grupo.
"Mi abuelo se crió con ellos porque a los ocho años le mataron al papá. Luego regresó y sabía el idioma y todo", explicó el kichwa amazónico Silverio Yumbo, guía turístico del Yasuní.
"Waoranis secuestraron a mujer Tagaeri y al devolverla vestida como wao moderna ellos mataron al hijo del guerrero con lanza de 3 metros", dijo en un entrecortado español el waoraniGayaqueEnqueri.
Para el misionero español, son relatos que mezclan novelería y verdad, pues la imaginación y el paso del tiempo desdibujan enormemente el cuento.
Cabodevilla apuntó que hasta no escuchar "al menos de tres a cinco relatos", no se puede "escribir una hipótesis" en la selva.
En lo que sí coinciden indígenas e investigadores es en las señales con los que Tagaeri y Taromenane marcan la selva para delimitar territorios, zonas de caza o situaciones en el grupo.
"Pueden dejarte un pajarito clavado en un árbol, un regalo o lanzas cruzadas en el camino", relató Cabodevilla.
"Cuando llegamos a una señal debemos silbar con sonido de animal, de mono chorongo, para saber si nos dejan entrar en su territorio", añadió Yumbo al apelar a uno de esos relatos que se han transmitido de boca a oreja por generaciones.
Entre el límite de la verdad y la ficción, el miedo y el respeto ante los pueblos no contactados permanecen incólumes: "Cuando vamos en territorio suyo de caza, tenemos que desnudarnos para que no nos confundan con colonos", afirmó el waorani Samuel Omaca.
"Es frecuente la llegada de Taromenane a las casas de los waorani. Les dejan algún pajarito o les roban algo. Los waorani tienen miedo de sus niñas, de que se las vayan a robar", añadió Cabodevilla.
Mientras existan estos pueblos, se forjarán fábulas a su alrededor con las que se enriquece la milenaria cultura amazónica.
"Galápagos es el gran tesoro del Ecuador y todo el mundo dice que hay que proteger este santuario. Y hay dos o tres técnicos por cada huevo de tortuga. Mientras tanto, Ecuador tiene una selva amazónica con un tesoro ambiental, cultural e histórico fantástico que lo están exterminando", criticó Cabodevilla. EFE
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ResponderBorrarAmigo donde investigaste yo busco y busco y nd encuentro
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